
Camisa de flores, pantalón ancho y fular, vestida con un estilo improvisado de “corresponsal de paz”, Marlène Tuininga se ha presentado en una veintena de países del mundo que hasta ahora tan sólo conocíamos a través de escritos de sus colegas masculinos, vestidos con trajes de faena y con chalecos antibalas: los corresponsales de guerra. Durante unos días, ha compartido la vida de estas mujeres que, relevándose de sus sufrimientos y de los de sus hijos, vuelven a tejer, con paciencia, el telón de la supervivencia y de la paz. Una acción modesta, que escapa casi completamente al fuego de los proyectiles, pero que con una sorprendente convergencia les hace superar las causas de la violencia - el odio y el miedo – y les ha llevado a recurrir a estrategias y a medios nuevos u olvidados.
Fecha de publicación: 2003